Así, te miro, te hablo, te cuento cosas, pero no soy yo.
Yo, me desplazo más allá de las palabras, más allá de mi actitud, me bajo del alma sin permiso, y traviesa y audaz, ejecuto sinfonías con tu voz, rizando los sonidos hasta un eco interminable, en mi instintiva avaricia de recuerdos.
Luego, silenciosa y trepidante, me deslizo por tu llanura tierna, casi como un sahumerio derramado, sólo para perfumarte, porque el contacto con tu piel sería un sacrilegio que borraría el placer de lo imposible.
Así, te escucho, te sonrío con sospechosa indiferencia, y te recibo en mi pereza de vida torturada por el tiempo y con un tropel de rostros que me pinto, para armonizar con cada marco que me clavan.
Yo, no me permito la profanación de una caricia, pero la doy, en la afonía de mi voz cuando te canto, y en la prosa irracional que va surgiendo, mientras soplo tibio, ajando rigideces.
Así, con los sentimientos en abusivo orden, me conformo con algunos compases que podrían lograr la melodía, pero que una larga somnolencia de sonidos, delata una cruel sordera irreparable.
Yo, lo puedo todo. Desde reírme de la línea transversal de la cordura y ponerme a jugar con mi insignificancia, o escribir sobre tu muro los versos más sutiles y en un idioma único, hasta lograr que se vuelvan endebles tus defensas, ante el sortilegio de la percepción de mis demandas.
Así, agotada e indefensa, me acomodo en la cima para no desentonar y parecerme a los demás, buscando el sosiego que atrape al yo que se ha escapado, y lo traiga de regreso para someterlo al sopor de la razón. Así, lo ahogo entre sonrisas y lo castigo en la sordidez de la rutina para no ser yo, y quedarme un día prisionera en las cuerdas de una lira enmudecida por la muerte del poeta.
-Tema de una exposición de fotos en Barcelona en el año 2006, por Elisa Degl’Innocenti
-Publicado en el año 1981 en el periódico La Capital de Mar del Plata en la sección literaria de los domingos.
-Publicado en una antología de la Ed. Nuevo Ser de Buenos Aires en el año 2007.