Brindis
Por aquellos momentos diáfanos entrelazados de esperanzas robadas al transcurrir, por aquellos temas compartidos en palabras cuyas alas nos llevaban lejos, muy lejos, después de la ventana que nos protegía magnánima del afuera, y nos mostraba detrás del vidrio la verde libertad de la otra orilla.
Por el respeto amoroso de habernos cuidado mutuamente los huesos del alma para no quebrarnos, para defendernos del cincel del destino que nos iba tallando una forma desmesurada de amor.
Por aquel espíritu musical que nos tornaba alegres ante los acordes de un tango, o el estrepitoso desborde de alegría ante un compás español sacudiendo nuestras raíces.
Por el coincidir de miradas amuralladas en el silencio del secreto emparedando sueños.
Por la agonía de tantos años descerrajados a mansalva.
Por el milagro de habernos reencontrado, aún cuando la vida condensada ya no calza ni el intento de cordones nuevos, nada queda para sujetar. Cuando todos los trenes han llegado tarde, cuando los dibujos mueren condenados al temblor perpetuo, y los violines callan avergonzados por la nostalgia de no lograr el mismo vals, aún así, brindaré bajo el dintel del nuevo año, por el hartazgo de un recuerdo que tu presencia acaba de matar en mi memoria.